jueves, 25 de febrero de 2016

Alejandro Sanz hizo “rugir” a Viña

VIÑA DEL MAR. Entre gritos, gaviotas y éxitos continentales, el influyente cantautor español Alejandro Sanz hizo “rugir” al público de la Quinta Vergara en el Festival Internacional de Viña del Mar.


¿Qué tiene Alejandro Sanz para triunfar en la Quinta Vergara? No nos cabe la duda: todo. Con un espectáculo especialmente diseñado para seducir al ‘Monstruo’, el popular cantante y compositor español trasladó distintos momentos de su carrera a lo largo de su repertorio. Su nombre, por ejemplo, adjudica unos 25 millones de discos vendidos; 17 premios Grammys Latinos y tres Grammys anglo.
Además de incluir lo mejor de su presente–por estos días promociona Sirope (2015), álbum con el cual llegará al Paraguay el 24 de abril–, Sanz llenó de nostalgia a sus incondicionales. Después de abrir el show de la forma menos pensada –el cantor llegó hasta el escenario caminando entre el montón de gente–, el nacido en Madrid generó suspiros, gritos, bailes y aplausos con recordadas canciones como Quisiera ser, Amiga mía y Mi soledad y yo.
El recital incluyó dos momentos especiales: los duetos con su compatriota Ana Torroja –ex Mecano– con quien ofreció una enérgica versión de Un zombie a la intemperie; y la colaboración de la cantante chilena Javiera Mena, con quien hizo un clásico de su repertorio: el popular Corazón partío. La belleza de la chilena no condijo con su voz... que lamentablemente sonó un tanto desafinada. Y las críticas en las redes sociales no se hicieron esperar.


Momentos intimistas y contundentes –como el de ¿Lo ves?, al piano, y la atmosférica No me compares–, así como festivos y corales episodios –éxitos como No es lo mismo y Looking for a Paradise– hicieron del espectáculo un blanco seguro de aplausos y lograron cumplirle –digámoslo– el sueño mayor de todo aquel que -por primera o vigésima vez- pise este escenario: las gaviotas de plata y de oro. Que, claro, Sanz los obtuvo.
El cierre, para sus fans de siempre, no pudo ser mejor: una versión eléctrica de Pisando fuerte, aquel hit que grabó en Viviendo deprisa (1991) y que no la interpretaba en vivo ¡desde hace 20 años! Por entonces, el autor solamente tenía 23. Unos 25 años después, con una carrera hecha y una vida personal realizada –hoy está casado y tiene cuatro hijos–, Alejandro Sanz celebró su carrera en una noche de sorpresas, emociones y triunfos. El 24 de abril próximo hará lo suyo, ya en el Club Olimpia de Asunción. Oportunidad en que sus fans locales lo verán tras cinco años, para darles de nuevo un “rohayhu” con el alma.
Mirá el saludo de Alejandro Sanz a sus fans del Paraguay, en la conferencia de prensa ofrecida luego del show de anoche en Viña:


lunes, 1 de febrero de 2016

Irresistible Sanz.

Alejandro Sanz aterriza en México con su gira Sirope, rodeado del mismo furor que generaba a sus veintitantos.

 

 

Ya no se toca el pecho como antes. Ni guiña el ojo a la niña de la primera fila. Alejandro Sanz se esfuerza por mantener la imagen de compositor maduro detrás de una guitarra. Pero si mira al frente, las chicas se siguen pintando "Alejandro Sanz" en la mejilla. Sanz ha llegado a México para presentar su ultima gira, Sirope, y a las reporteras de la rueda de prensa le faltaban sólo las camisetas con su rostro. La atracción irresistible del madrileño perdura en los corazones partíos de las mexicanas.
Después de las esperadas respuestas como “México es mi segunda casa” y “todo se lo debo a ustedes”, una voz femenina retumba entre las libretas y las cámaras de fotos: “¿Qué es lo más loco que ha hecho por ti una fan, Alejandro?”. Sanz sonríe mientras piensa cómo contestar. No le da tiempo. “Te lo digo porque yo hoy me he colado aquí, me he hecho pasar por periodista sólo para verte de cerca. Te sigo desde 1994. Te amo, Alejandro Sanz”, remata Laura Brito, de 37 años, un segundo antes de que le arrebataran el micrófono. Sanz pudo pensar en ese momento que se había equivocado de evento: “Qué bonito, Laura. Qué bonito. Muchas gracias”, logró decir.
Un reportero de una televisión local había viajado a la ciudad de México para comunicar en directo al cantante con su club de fans de Monterrey: “Alejandro, por favor, ¿podrías saludar a tus chicas que te están viendo ahora mismo en directo?”. Y el artista aprovecha la mención a la capital regia para recordar que su carrera no acaba de empezar. “La primera ciudad que me acogió fue Monterrey, hace ya muchos años”, apuntó.
Hace 20 años su rostro tapizaba las carpetas azules de la juventud de los noventa. Su primeros pinitos musicales comenzaron en 1988, cuando tenía apenas 20 años. Pero fue a partir de 1991 el momento de su despegue definitivo, con su álbum Viviendo Deprisa vendió un millón de copias. A partir del disco Mas y su famoso Corazón Partido, Alejandro Sanz se consagró como uno de los artistas mas escuchados en todo el mundo. Ha vendido más de 25 millones de discos, tiene 20 premios Grammy y este jueves en México ha logrado su disco Platino. Discovery Channel lo consideró en su lista de los Grandes millonarios del mundo en 2007. Hace casi 10 años ya acumulaba un patrimonio de 40 millones de dólares, según el canal.
México es importante para Sanz. Su primer contacto con América Latina fue en Monterrey. “Fue como un amor a primera vista. En cuanto aterricé ya me habían invitado a un cumpleaños. Siento que nunca me he ido de México”, cuenta el cantante en la conferencia de prensa de este jueves. Su primera mujer, con la que tiene una niña de 15 años, es la conocida modelo y actriz mexicana, Jaydy Michel.
En el país tiene nueve club de fans que probablemente acudirán a los 12 conciertos en Mexico, cuatro de ellos en la capital mexicana. También actuará en Guadalajara, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí y Monterrey. Las entradas para las citas de la Ciudad de México están prácticamente agotadas, pese a que sus precios van desde los 30 dólares —en lugares remotos al escenario— hasta los 220.
Una reportera con el pelo perfectamente alisado y embutida en unas botas de tacón por encima de la rodilla se levanta de su silla sin micrófono y suelta a capella: “Yo sólo quiero abrazarte, Alejandro”. Entre las quejas de algunos compañeros a los que acababa de robar su turno de preguntas, Sanz se baja del escenario para arroparla entre sus brazos. “No me puedo mover, me tiemblan las piernas”, confiesa emocionada.
Él, que había comenzado la conferencia tímido y nervioso, temeroso de hablar de más, como reconoce haber hecho muchas veces en twitter, enseguida se dio cuenta que a sus 47 años puede seguir guiñándole el ojo a la chica de la primera fila.